domingo, 11 de octubre de 2015

Una esperanza para el bien común, si dices no al tabaquismo.


Una esperanza para el bien común, si dices no al tabaquismo.

Dirigido a los entendidos en la Ciencia médica. 
Sabes que fumé, por suerte en el 1973 se propagó en el invierno nuestro
una fiebre gripal que se la denominó Victoria que llegó de Inglaterra y
estuve en cama una semana con fiebre muy alta, el primer día que me
levanté luego de higienizarme fui en busca de los cigarrillos, encendí uno
 y vaya sorpresa me resultó su aroma de lo más desagradable, tan que
lo retiré de mi boca y sentí la misma sensación de desagrado, que aquel
domingo en que tenía 9 años y realicé la primer pitada, recuerdo hasta la
marca que eran Columbia con etiqueta amarilla y la estatua de la libertad
y nombre en azul hablo de 1934 , sabes cuánto costaba el atado contenía
12 cigarrillos y su costo de 0,20 centavos y cómo tú debes saber también
pasa con el primer whisky . Ahora bien, continuando, en el momento no
le doy importancia pero empecé a notar que había perdido el gusto  
quizás por la fiebre, quizás por el tratamiento intenso con
antibióticos, lo único agradable eran los helados el resto para nada
lo era, más te digo, desde ese momento hasta la actualidad si tengo
alguien fumando a unos pasos míos me comienza una carraspera en la
garganta muy molesta con solo oler. Fumé en pipa y también los
mejores Habanos que llegaban de Cuba El Partagás, el María Guerrero,
El Hoyo de Monterrey, Los Lechuza Brasileros de tabaco Bahía y boquilla
y los Cien Fuegos y todas las mejores marcas de cigarrillos hayan sido
Americanas, Inglesas Turcas o Argentinas. Como consecuencia de esa
gripe y su desenlace, visité a varios especialistas, uno quiso hacer una
punción y otros aconsejaron buches gárgaras y paciencia ya que sería
la recuperación lenta se había atacado una Glándula o sensores y 
pasaron varios meses y en un viaje de Mar Del Plata a Buenos Aires al
tomar un café noté que me había retornado el gusto, lo había
recuperado. Tengo una experiencia vivida, que me hace pensar que si
alguien quiere dejar el cigarrillo solo debería lograr que le modifiquen 
algún sensor temporariamente, de ese modo nunca más ya que es
horrible hacerlo en esas condiciones, quizás de esto sabes, lo analizaste
o lo viviste. Si te pones una loción Francesa y se te sienta a tu lado un
fumador o fumadora, con las ropas impregnadas en tabaco la
consecuencia es que neutraliza tu aroma y no solo eso los mezcla y
convierte en un aroma de lo más desagradable de oler, me pasó
infinidad de veces y me sentí obligado a cambiar de lugar con el
propósito de neutralizarlo.

En realidad creo que mí testimonio puede llegar a ser de utilidad a los
Científicos en la lucha contra el habito del fumar, si logran
insensibilizar alguna glándula  sensor a voluntad.

Juan Carlos Vidal  

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